27.5.10

obstinado calendario .

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que mayo me pone triste es noticia vieja.


las transiciones suelen ser dolorosas, y mayo no es la excepción. se ubica caprichosamente entre el mes, a mi criterio, más hermoso del año, abril, y el mes más frío en el hemisferio sur, como lo es junio. suele recibir dotaciones de parciales y obligaciones académicas entre sus días, y el sol sale sólo un poco, entre las nueve y las diez. el otoño muestra su peor faceta, derribando las últimas hojas de los árboles y queriendo parecérsele al invierno en su crueldad. en la calle, la gente tose con insistencia, las bufandas se llenan de frío, y no hay guantes que amortigüen la soledad. las parejas ya no se aman con pasión, las funciones de trasnoche en los cines se mueren de angustia, y los floristas vuelven a su casa a dormir la siesta. los trenes salen con retraso, las botas dejan pasar la humedad, y las camareras olvidan quitarse el rimmel de la noche anterior.

lo único bueno de estar en mayo, es que puedo cantar fuerte y sin tapujos quién me ha robado el mes de abril. o quizás, y también, que puedo hacerme una pausa en el estudio a las siete de la tarde, un té de rosa mosqueta, escribir unas líneas, y llorar escuchando a gardel.


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