27.5.10

durante .

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vernos hundirnos lenta y profundamente en la insólita rutina de los amantes. aquella en la que ya no hay treguas ni pasadizos secretos, ni urgencias ni desatinos, ni puertas para abrir, ni almohadas que compartir. la pesadumbre incómoda del día a día, el desgaste cierto e inevitable, preciso como un filo debajo de la piel. sabernos allí, estancados, inmóviles y sordos de un futuro que nos grita a voces el desencanto ineludible, las caras vistas del amor posible. esquivar los conflictos, reducir lo mágico a un centímetro cuadrado, bajar persianas a horas cada vez más tempranas. olvidarse de lo intangible, posponer la pasión y alimentar estómagos antes que corazones. encontrarse lágrimas rodando por las mejillas, sin haber percibido siquiera los pasos previos al llanto. dejar que se instalen nudos en la garganta y en el pecho, acostumbrarse al tedio y al silencio, dar vueltas en las sábanas sin tener a quien abrazar. hablar para repetir los mismos parlamentos, una y otra vez, sin comprender ya el idioma, la cadencia ni el sonido de las palabras pronunciadas. resignarse al presente, conformarse con lo que se tiene, no pretender. no buscar explicaciones, no exigir demostraciones, no confrontar. gritar cada vez menos, callarse cada vez más. ir derribando sueños, esperanzas, mañana será. mover sólo de a una ficha por vez, y no dejar jamás en jaque al rey. entender, por fin, que la eternidad era un rato, y que el durante, nunca jamás.


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