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"debe ser que andarás existiendo nomás."

en noches como ésta te recuerdo desde el rincón más profundo de mi ser. desde ese rincón que alguna vez supiste habitar con pública desfachatez, y hoy está vacío. te recuerdo y te evoco entre estas cuatro paredes que tantas veces me escucharon nombrarte y entonarte una milonga sentimental, desde mi corazón hasta tu pecho, en vuelo directo y sin escalas, con la luna como única mensajera.
cuando en tiempos ya remotos me animaba a creerte, las cosas tenían otro color, otro perfume, otro viento en la cara. viento de esperanza. las veredas porteñas regalaban flores y fotogramas a cada paso, y había carnavales de cara al obelisco, y había canciones en cada cajón que se abría, y mensajes en cada amanecer herido.
era en abril, el ritmo tibio.
y yo te creía y me dejaba encandilar por tus maltrechos rayos de lucecitas azules turquesas. nos mentíamos con la pulcritud inexacta de quien sabe que algún día será descubierto, y entonces ya no habrá magia, ni misterio, ni aparición, ni bienvenida. no habrá nada de nada. como no hubo, nunca. nada. quizás por miedo, o por lo que los anglosajones dan en llamar bad timming. yo no lo creo. el momento es aquí y ahora, el inoportunismo no existe. lo que sí existe, y abunda, es la cobardía. esa, la de los hombres, no de los amantes.
de modo que no fue ni esto, ni aquello. ni amor, ni historia, ni cuento que contar. no tuvo piel, no tuvo voz, no tuvo decisión. no tuvo coraje, sangre, ebullición. no tuvo risa, no tuvo esquirla, no tuvo adiós.

no tuvo nada porque nunca fue verdad.


porque nunca fue.