Cómo contarte, ahora que ya no estás, que me dejaste un hueco en el pecho. Que recién hoy, después de 8 meses de tu escapada hacia el más allá, pude volver a darle play a un disco tuyo. Me estruja el alma, flaco. Escucharte tan suave, tan tierno, tan lleno de vida y de rock. Repasar una y otra vez en mi cabeza esas letras, cantarlas para mis adentros, y por ahí pegar un gritito agudo, sordo, con "platos de caféee". Porque lo amerita.
Loco, vos me hiciste crecer. Yo era una adolescente en una casa llena de música. Te escuchaba desde mi más temprana infancia, gracias a mi viejo. Pero me acuerdo la primera vez que yo te elegí. Tenía 15 años, y mucha revolución por dentro. Te puse en mi discman. Era kamikaze. Me volaste la peluca.
Te empecé a conocer, a investigar, a desentrañar. No podía creer lo que estaba escuchando. Eras todo lo que necesitaba para mis oídos. Y ya sé que a vos te molestaba un poco la adulación y el fanatismo. Pero, flaco, vos nos reventaste el mate a todos. Bancátelo ahora.
Crecí con vos. Gracias a vos. Me hiciste pensar, cuestionar, viajar. Desmenucé cada acorde, cada melodía. Te incorporé a mis días, como una banda sonora perfecta de cada paso, de cada momento. Sos parte mía, y qué egoísta suena eso.. Pero es que así creo que te sentimos los que te escuchamos, los que te adoramos. Tanto te estimo, que hasta me da un poquito de simpatía River, a mí, que soy fana de Boca.
Lloré cada uno de los infinitos minutos que duró el recital en Vélez. No podía entender lo que estaba viviendo. Sabía que estaba presenciando algo muy groso, una página muy luminosa de la historia del rock. Pero jamás pensé que fuera una de las últimas.
Tengo una tristeza adentro que es infinita, como ese cielo que todos amamos y que vos nos dejaste de regalo antes de partir. Me duele no haberte podido dar un abrazo. No volver a escucharte cantar, o tu risa tímida, o tus chistes.
Me duele que la puta muerte se lleve a los buenos. A los que hicieron algo extraordinario por este mundo.
Pero me consuela saber que te fuiste en paz. Que la entendiste. Que la aceptaste. Que la cura definitiva era esta, y no ninguna otra sanata. Que sos ahora estrella fugaz, nube inquieta, o pasto fértil. Que la eternidad sólo buscaba un paso en ti. Y finalmente lo dio.
Sos eterno, Flaco.
(Dale) gracias.
msh.